La adolescencia hoy
La adolescencia dista mucho de ser esa etapa placentera donde por fin el joven alcanza las satisfacciones añoradas. Tanto para los propios adolescentes como para su entorno, ese tránsito puede tornarse un verdadero problema.
El adolescente se encuentra con otro cuerpo, debe abandonar el cuerpo de niño ya conocido, por un cuerpo que debe tolerar los cambios que el desarrollo de la sexualidad introduce; cambios no siempre comprendidos por el propio adolescente.
Hay que añadir además, que el ahora adolescente construye por vez primera otra percepción sobre sus referentes familiares fundamentales; motivo éste de grandes disputas con sus progenitores, bajo una atmósfera de incomprensión mutua.
En cuanto a sus vínculos con el exterior, el joven capta los ideales sociales que funcionan como verdaderos mandatos para él, bajo la forma del “tienes que ser…” que muchas veces entran en contradicción con su necesidad de pertenecer e identificarse a su grupo de pares.
Tarea muy ardua para un joven que busca a diario su identidad y más aún cuando aparece el interés sexual por otras personas.
Síntomas en la adolescencia:
Un síntoma recurrente en la adolescencia actualmente, es la apatía generalizada, la “falta de ganas de”. Jóvenes que se satisfacen con objetos de consumo o encerrados en una maraña de pensamientos que les impide por fuera de ello, sostener algún propósito en su vida.
También encontramos jóvenes cuya impulsividad no pueden controlar y se desbordan en episodios agresivos, o compulsivos en cuanto al consumo de alcohol, sustancias, comida, uso de tecnologías, etc. O por el contrario, adolescentes inhibidos y solitarios en cuanto a los vínculos sociales.
¿Cuándo consultar?
Los actos en la adolescencia muchas veces suplen la ausencia de palabras. Lo que no puede decir el adolescente acerca de lo que le sucede, sea porque no lo sabe o porque no encuentra destinatario, se convierte en ocasiones en actuaciones que no se pueden ignorar. Cuando éste límite se toca bajo formas variadas, desde pequeños hurtos hasta transgresiones de la ley, es momento para consultar.
Otras veces, la angustia, la ansiedad o una tristeza prolongada, funcionan como alertas de que es momento de hacer una consulta profesional.