Etiqueta: fracaso escolar
Dado los resultados obtenidos en las encuestas de los últimos años en relación al fracaso escolar, España se encuentra a la cola de los países europeos. Las cifras varían según los diferentes estudios, pero es totalmente destacable que únicamente el 2% de este problema se deba a factores intelectuales. Aún así, en la enseñanza media un 32% de los alumnos repiten curso, un 35% no terminan con éxito 2º de ESO. El 48% no superan el bachiller y en la universidad el abandono de los estudios ronda el 50%.
Muchos son los factores que afectan a esta problemática y no me interesa debatirlo en este artículo, sino centrarme en aquellos niños que son etiquetados con la marca “fracaso escolar” o “trastorno de aprendizaje”.
Hace un par de meses recibía en consulta a un adolescente del centro educativo en el que trabajo. Tras haber hecho un recorrido cronológico en relación a su paso por la escuela y el instituto. Me encuentro a un chaval totalmente devastado por esta etiqueta. Los significantes que vienen del Otro, siempre le señalan como un niño “al que le cuesta” “necesita apoyo”; frases que marcan su trayectoria y definen su posición.
Este movimiento, no hace otra cosa que forzar un cierto patrón repetitivo que hace que finalmente por mucho que estudie, siempre suspenda o que su rendimiento no sea el adecuado. Por decirlo de alguna manera, ha terminado por creerse que a él “le cuesta” y “no puede”.
Su trayectoria se reduce a clases de apoyo, profesores particulares y continuas consultas entre padres y profesores con el fin de encontrar una solución a este problema. En otras ocasiones se recurre a la asistencia de diferentes profesionales que cargan a estos niños de tareas atencionales o de lectoescritura con el fin de forjar un entrenamiento de aprendizaje en aquello que les resulta más dificultoso.
De forma independiente a la necesidad de atender a estos sujetos en sus dificultades escolares; ¿dónde queda la escucha de aquello que aqueja a estos niños?, ¿qué otros aspectos podrían estar en juego, para la aparición de este síntoma?
Es totalmente necesario hacer un ejercicio de escucha activa ante aquello que acontece no solo en el fracaso escolar o los problemas de aprendizaje sino de forma general a lo que rodea a estos niños. Centrarnos en un único punto de esta cuestión no hace más que desplazar y dejar de lado múltiples factores que serán de extrema importancia para la dirección de la cura. Escuchar de forma particular a cada sujeto nos hará comprender la función que cumple el síntoma “fracaso escolar” y como tomar distancia de él.
Por otro lado, existe cierto estigma social que acompaña a estos niños que son tachados de esta problemática; lo que da como resultado una inflación diagnóstica de la población que termina siendo muchas veces medicada de forma excesiva con psicoestimulantes. Estos fármacos mejoran el rendimiento (en ciertas ocasiones), pero acarrean efectos secundarios a considerar. Retomando las palabras de José.R Ubieto (2015) “No hay ninguna evidencia probada de que la ausencia de medicación comporte fracaso escolar”.
En definitiva, es importante dejarse de resoluciones superficiales que únicamente atajen los problemas más obvios, sino encontrar orientaciones que tomen en cuenta la subjetividad de estos niños.
Bibliografía
José R. Ubieto. (2015).Entrevista: «Hay diagnóstico de TDAH por los padres». La Vanguardia.
Psicopedagogía.com: Fracaso Escolar. Isabel Menéndez Benavente
Eva Ventura Pinkasz
Psicóloga de Tyché Psicología Clínica
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